viernes, 23 de agosto de 2019

Gotas constantes de odio

Aquello no era rencor, pero no podía olvidar todo lo que le habían hecho. Había pasado página, pero había días en los que podía recitar todos y cada uno de los insultos, de las afrentas y de los feos. No es que hubiera sido un mártir, o por lo menos no lo creía, pero no se lo habían hecho pasar nada bien. No había habido golpes, ni palizas, solo una gota sutil y constante de odio que no le dejaba estar tranquilo ni un triste día. Cuando menos se lo esperaba, ahí estada la ironía, la pequeña zancadilla, la risita burlona. Le dejaban claro que era distinto, peor y que poco le hacían para lo que se merecía. Estaba solo. Y ese murmullo siempre de fondo. Ese maldito murmullo…

Sucker, de Jonas Brothers.

Pd. Una de cal y otra de arena...

No hay comentarios: