miércoles, 3 de diciembre de 2008

A latigazos

No hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Complicada sentencia. Creo que a la primera persona a que se lo oí fue a María Teresa Campos hace ya algunos años. Hoy la he recordado, tras padecer los latigazos de tu indiferencia. Mi piel, en jirones, no termina de sanar. Al final me he detenido, una vez más, en mitad de Santa Cruz y admito que no sé hacia dónde tirar. Solo y sin nadie a quién llamar...

2 comentarios:

Iara dijo...

ce, por favor, para qué están los teléfonos? no conecté hoy mis superpoderes para comunicarme contigo telepáticamente... ando en lío tras lío, pero prometo una llamada, al menos, no sé si saldré de este claustro de colores esta semana....
besos

Mirra dijo...

Sigo estando en el mismo lugar, aguardando...sabes que si quieres puedes contar conmigo, prometo no pronosticar ni dar consejos. Un beso