La Boda. Hace unos días soñé mi boda. Cosas del subconsciente, no era una ceremonia de cuento de hadas, sólo una pequeña reunión en una sala fría de un juzgado. Allí estaban todos. Sí, hasta los que sé a ciencia cierta que no estarán.
Lista de bodas, ajetreos de última hora, desplazamientos en coche y avión... Todo.
El novio también estaba. Ese que no sé si llegará a ser, ya que sigue la condena. Todo es triste ahora. Procuro que no lo sea. Intento levantarme, pero a veces no resulta fácil. Nada.
Pero volviendo a la boda, concluyó con un bonito banquete y baile de los contrayentes. Como tiene que ser. La comida era suave y la música envolvente. Al final, dos bailarines. Uno de blanco y yo de gris oscuro, unidos por un lazo irremediable.
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