lunes, 7 de enero de 2008

El mar, unos vaqueros y tú


El mar está más lejos de lo que creía. Hace días que no sé nada de él. Tampoco de ti. La última vez que supe de ti fue el 19 de diciembre. Ya no sé cuántos días hace de eso. Tal vez sean demasiados para mis dedos. Sospecho que serás igual que las olas, que aunque no las vea sé que siguen rompiendo con fuerza contra los acantilados. Sin descanso. Nada las para. Tú tampoco te has detenido, supongo.
Esta mañana pensé en lo que te diré la próxima vez que te vea. Tal vez me preguntes por los Reyes Magos. Te contaré que me han dejado la promesa de un fin de semana en Madrid y una conversación de reconciliación con una amiga. En cuanto a las cosas materiales, unos vaqueros. Me los compré hace unos días, pero intuyo que también vale. Sabes que las cosas de este mundo me apasionan más bien poco.
Aunque pueda parecer mentira pensarte me alegra. Es una de esas cosas que me incitan a estar vivo. Sé como son las cosas y de cuáles son mis expectativas y posibilidades de futuro contigo. Más bien, escasas por no decir nulas. Pero aun así las ideas en las que eres protagonista siempre me dibujan una sonrisa.
Antes te decía que eras tierra. Por eso siempre vuelvo al mar. El que está debajo de las nubes. Me gusta estar allí viendo como las olas van y vienen y se rompen contra la arena de la playa perpetuamente.
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Pdt. La fotografía pertenece a E.J.Rguez Naya.

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