martes, 22 de enero de 2008

Alimento suficiente


Y al día 33 se te ocurrió llamarme.
Como si nos hubiésemos visto hace un rato. Haciéndote el despistado. Eludiendo la verdad, tu silencio. Tu voz ha vuelto a retumbar dentro de mí y esos escasos catorce minutos son, hasta nueva orden, suficiente alimento para mi alma.
Después de hablar contigo ya nada me sirve. Todo lo pensado ayer está caduco porque tú vuelves a estar y yo sigo con esas ganas tontas de contarte todas esas cosas que aún no te he dicho. De construir castillos de arena en una playa o tocarte esas canas tan divertidas que te adornan y que casi ya no recuerdo. De dormir entre tus sueños.
¿Qué voy a hacer a partir de ahora? No lo sé. Si lo supiera todo sería más fácil. Al borde del precipicio, una vez más.
“Si no te quiere, no puedes hacer nada”, me decía un desconocido el otro día mientras los ojos se me aguaban. Me lo repetía y yo sólo atinaba a decir tartamudeando y débil: “me estoy curando. Poco a poco”. Pero hoy vuelvo a saber que sigo enfermo. Que me miento. Que esto no tiene remedio. Que me gustaría que todo fuese distinto, de otra manera.

http://es.youtube.com/watch?v=G2ME1nUv_8c

Pdt. A veces Juanes dice lo que quiero y yo no sé cómo
.

No hay comentarios: