jueves, 13 de marzo de 2008

En tu camino

No sé qué decir. Tengo que decir algo porque sé que esperas que lo diga, pero no sé el qué.
Tengo miedo a no saber pronunciar aquellas cosas que por arte de magia hagan que todo salga bien. Que todo se coloque en su lugar justo.
Pero tengo que decir algo.
Todo es más fácil de lo que crees. Más sencillo. Eso creo.
Hablas de que a veces comunicamos. Que no hay señal. Que nuestros móviles no tienen cobertura. Que no nos contamos lo que realmente queremos contarnos. Y sabes que no es cierto, que mi teléfono siempre está ahí para ti.
No sé si tienes razón. Supongo que somos como el ratón y el gato. Aunque aquí yo intente ser gato, pero siempre me toque ser ratón. Y eso no está mal. Es lo que quiero.
Tal vez te valga una tontería.
Hace dos o tres años me hablaron de ti. “Hoy he conocido a un chiquito que me gusta para ti”, me dijo ilusionada y excesiva La nancyrubia. No te conocía, no tenía ni idea de quién eras, ni sospeché conocerte algún día, pero el tiempo pasó y te encontré por casualidad.
Después. Mucho más tarde, me enteré de que eras aquella recomendación de La nancyrubia y creí en el destino. En que eras para mí. Que el destino así lo había querido.
Supongo que me confié. Que me dejé ir. Que no puse freno. Que me dejé arrastrar. Y lo peor –o lo mejor- de todo es que no me arrepiento.
Hoy estoy en el mismo lugar que al principio, en tu camino. Eso quiero.

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