Un viejo mira atento un televisor. Se ven imágenes de Mujeres al borde de un ataque de nervios, de Pedro Almodóvar, pero él está tranquilo. Casi ni se mueve. Sus manos están entrecruzadas sobre su prominente barriga y sus ojos cansados observan con parsimonia y detenimiento. A su lado, yo. Estoy viendo esos peces que ponen incesantemente en la tele. Nadan de un sitio a otro despacio, recreándose en cada aleteo. Sin prisa. Son de colores distintos, bonitos, pero yo estoy de los nervios. No lo parece, llevo tres días sin dormir pensando en muchas cosas. También estoy atacado y tengo agonía. A punto del infarto y mi piel lo nota. Estoy quieto por fuera, pero soy un volcán a punto de estallar. Me gustaría chillar, brincar y tirarme de los pelos. No lo hago, sólo miro al televisor y espero que los peces alivien mi intranquilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario