Localizada justo en mitad del Atlántico. Allí, en medio de la nada, se encontraba la isla marmota. Un lugar extraño del que salió un mes de octubre, aunque nunca sintió ser de allí. Ahora tantos años volvía para marcharse rápidamente. La locura -sinónimo de falta de planificación- era su sino.
Cada vez que se encontraba en la isla marmota se sentía perdido. Aunque parezca un contra sentido. El aire pesaba demasiado y la gente era muy distinta a él. Todos, sin excepción. Se sentía como si hubiese nacido de una col o algo por el estilo.
Por eso huía. Se marchaba en un pequeño avión, uno acariciado por un tenue sol naranja. En el aeropuerto de destino una voz amable y la isla marmota volvió a ser un bonito recuerdo.
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