Las cosas que se hacen desde el corazón nunca están mal, me dijeron una vez mientras el sol brillaba de una forma extraordinaria. Tal vez sea mentira, aunque yo lo crea firmemente. Por eso hoy es un nuevo día, lleno de luz, aunque haya nubes. El aire entra tímido y divertido por mi ventana, al igual que lo hace el tonto murmullo de la calle. Los últimos días no han sido fáciles, pero al final mi corazón está tranquilo. Ha tomado una decisión y eso siempre está bien, aunque para muchos no haya sido la correcta. Mi piel ha rejuvenecido, mi estómago sigue algo inquieto y mis gemelos amenazan tormenta.
Mañana viernes todo habrá acabado. Regresaré al principio, al anonimato. Tal vez descenderé a los infiernos, pero estaré en calma porque es un lugar que no me es ajeno. El otro, ese sitio lleno de posibilidades de humo puede esperar. Nunca se sabe la de vueltas que puede dar la vida. Lo que no es bueno hoy, puede serlo mañana...
Ahora sólo pienso en recuperar las riendas. Detenerme para poder continuar sin descanso. Meditar qué hacer y qué sentir para poder emprender el camino otra vez. Un sendero, el mío, lleno de árboles, flores y rotondas de caramelo.
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