Sin documentos. Canciones de mi vida (XXI)

Posiblemente ‘Caballos Salvajes’ no fue la primera película argentina que vi. Posiblemente no lo fue. Pero sí que fue la primera que desee ver con una insistencia extraña. Veía el video de su banda sonora constantemente en la tele. Recuerdo el coche descapotable, los cabellos al viento, la carretera al sur y los caballos trotando libres. Lo repetían casi en cada intermedio y no me cansaba. Esa película lograba -sin yo saberlo- la cuadratura del círculo con Héctor, Leonardo, Federico y Marcelo. A falta, claro está, de Ernesto el hijo de Héctor, que ha estado ahí casi siempre con sus ojos verdes tristes. ¿O no son verdes? Quizá el que entonces menos me interesara era Luppi, supe de él más tarde. No así Héctor, al que había descubierto en ‘La Regenta’. Y mucho antes del ‘Grupo’. Sbaraglia ya apuntaba maneras. Exquisito en todo lo que hace. Y Marcelo, tan clave en mi vida con ‘Ismael’ y sobre todas las cosas con ‘Plata quemada’. Da igual los años que pasen, recuerdo como si fuera ahora aquella última escena de los Mellizos, Franco El Nene Brignone y Marcos El Gaucho Dorda. También recuerdo cómo temí haber cruzado fantasía y realidad en mi examen de acceso a la facultad de Periodismo entre esta historia y la de unos narcos detenidos por estas tierras. Inseguro, que es uno. Déjame atravesar el viento sin documentos, que lo haré por el tiempo que tuvimos. Porque no queda salida, porque pareces dormida, porque buscando tu sonrisa estaría toda mi vida… Y esta canción es justo lo contrario, es seguridad, es deseo, es certeza. Y muy pocas veces he estado en ese lado de la vida… 

'Sin documentos' de Los Rodríguez (1993)

Pd. ‘Sin documentos’ de Los Rodríguez se incluye en la banda sonora de la película ‘Caballos salvajes’ de Marcelo Piñeyro (1995). La canción daba nombre también al segundo disco de la banda liderada por Ariel Rot y Andrés Calamaro publicado en 1993.

La gota fría. Canciones de mi vida (XX)

Soy incapaz de recordar las veces que escuché esta canción. Bueno, todas las de ese disco. No tenía desperdicio. Carlos Vives era verano, era alegría, era fiesta. Era disfrutar. Y su pelo y su piel. Aunque fuera de lejos. Hay alegrías que aunque solo te rocen te satisfacen tanto que ya es suficiente. No fui a su concierto, pero era como si hubiera ido. Quizá hubo diez mil o quince mil almas cantando en aquel concierto: ¡Ay Morales a mí no me lleva porque no me da la gana! Y sí, recuerdo aquella leve tristeza. La de que nadie me llevara, ni tampoco tuviera con quién ir. Hacía como que no, como que no me gustaba ser como los demás, como si todo me resbalara, pero no era cierto. Escribía cuentos y cosas sin sentido mientras la vida le pasaba a ellos. Nunca me rebelé ni tampoco pedí nunca ir, aunque lo anhelara con todas mis entrañas. Años después me descubrí tanto en las dos pequeñas de Panza de burro (Andrea Abreu, 2020), las que querían ir a la playa pero nadie las llevaba. 

'La gota fría' de Carlos Vives (1993)

Pd. ‘La gota fría’ es un vallenato compuesto por Emiliano Zuleta Baquero en 1938 tras una controversia con el músico Lorenzo Morales, que se ha convertido en paradigma mundial de este género musical del Caribe colombiano. Carlos Vives lo hizo mundialmente conocido gracias a que lo incluyó en su disco ‘Los clásicos de la Provincia’ publicado en 1993.

Con sal y limón. Canciones de mi vida (XIX)

Hay recuerdos que están muy marcados por el calor, por la luz. Como si siempre lo hubiera hecho, mucho. Éste es uno de aquellos. Siempre había mucha claridad y calor en el salón. También en el comedor, aunque no lo utilizáramos. Era para bonito. Jugaba a programador de un canal de televisión. Emitía las mejores series, los mejores programas. En mi canal se podía ver la tele que yo quería. Me inventaba programas, me lo inventaba todo. Había ciclos de cine dedicados a mis actores favoritos, también trasmisiones en directo. Lo tenía todo. Las mejores películas de Tom Cruise o mis telenovelas favoritas. ¡Ay también mis sitcoms! Juzgado de guardia o Las Chicas de Oro. Llenaba libretas y libretas con estas fantasías. Imaginaba galas llenas de música para presentar cada temporada. Incluso, soñaba con teleseries de los libros que leía… Mi canal lo tenía todo, hasta una serie que se llamaba ‘Con sal y limón’ protagonizada por María Luisa Ponte. 

'Con sal y limón', de Manolo Tena (1992)

Pd. ‘Con sal y limón’ es una de las canciones del disco Sangre española de Manolo Tena. Se trataba del segundo álbum de estudio en solitario de Tena, del que logró vender más de 800.000 copias y supuso un punto de inflexión en su carrera.

Te sigo amando. Canciones de mi vida (XVIII)

Poco a poco fui callándome. Se me pasaban los días en silencio, sin decir, sin ser. Haciendo siempre lo que creía que se esperaba de mí. Había pequeñas burbujas de aire que sobrevolaban mi cabeza. Y, sin embargo, la mayor parte del tiempo estaba sin estar. Iba y volvía sin más, como si no pasase nada, como si todo estuviese bien. Recuerdo la incomodidad de saber que tenía que ir en la guagua a las dos de la tarde, que ahí iban a estar quienes me insultaban cada día, quienes me golpeaban y se burlaban, quienes me dejaban sin ganas de estar. Hacía como que no, como que no importaba, como que yo estaba por encima del mal y el bien, pero no. No era así. Y siendo esto malo, lo peor era cuando los golpes me alcanzaban sin esperarlos. Recuerdo a Beth, que acaba de llegar de Quebec. Recuerdo su inglés perfecto y cuando le pedí que me comentara algo mientras salíamos del instituto no tuvo mejor idea que decirme: are you gay? Un día, cuando salíamos apretujados por la puerta. Recuerdo su sonrisa exquisita y el pozo en el que me sumergí. Siempre hubo alguien dispuesto a hurgar en mis heridas. 

Te sigo amando, de Juan Gabriel (1980)

Pd. ‘Te sigo amando’ es una canción de Juan Gabriel que me tropecé en 1996 porque era el tema principal de la telenovela mexicana del mismo nombre. Estaba basada en una historia de Delia Fiallo y sus protagonistas eran Claudia Ramírez, Luis José Santander y Sergio Goyri.

Una rosa es una rosa. Canciones de mi vida (XVII)

Hubo un coche que se llamó Mecano. Entonces no sabía que en esta vida todo se puede conseguir con dinero. ¡Maldito parné! Recuerdo la noche en que lo presentaron en televisión, al mismo tiempo se publicó el último gran éxito del grupo. Yo les conocía desde aquel Ya viene el sol. En mi casa había por el 84 una cinta de casete, que yo escuchaba a escondidas. Tenía miedo a que se rayara, pero me sabía de memoria Mosquito, Hawaii-Bombay o Busco algo barato. También me acuerdo de cuando me dijeron que en Venezuela pensaban que Ana era un chico y de aquel chiste que me contaban constantemente con malicia: ¿Sabes cual es la diferencia entre Ana Torroja y un maricón? Pues que una es ana torroja y los maricones tienen el ano tó rojo. Y reían, y se reían y me miraban mientras lo hacían… Y yo no sabía el por qué de tanta risa. Supongo que aunque no fuera consciente de ello aprendía poco a poco que las rosas son rosas y que por muy bonitas que sean, siempre tienen espinas. Mi vida siempre ha estado plagada de momentos así, bonitos y al mismo tiempo profundamente tristes y dolorosos. Tal vez por eso decidí, años más tarde, imaginarme distinto, agarrándome solo a lo bueno y obviando, olvidando todos los picos de las rosas. Lo contrario hubiera sido abandonarme al cinismo, a la infelicidad. No me quería así. 

 Una rosa es una rosa, Mecano (1991)

Pd. «Una rosa es una rosa» es el título del quinto sencillo que se extrae del álbum "Aidalai" del grupo Mecano. La canción fue compuesta por José María Cano. El disco superó el millón de copias vendidas.