miércoles, 16 de julio de 2008

Lo sinuoso del camino

No sé por qué pero este miércoles mientras miraba cómo el viento azotaba las hojas secas desde uno de esos asientos azules del tranvía que recorre la isla recordé que de pequeño me gustaba jugar a los cochitos. Me inventaba caminos de barro y usaba las grietas de las paredes como ensortijadas carreteras que nunca se detenían. Había buenos y malos, jamás términos intermedios ni medias tintas. O se era de un bando o del otro. Los deslizaba con cuidado. Deleitándome en las curvas, en lo sinuoso del camino. Y así podía estar horas y horas. Inventándome historias sin final. Tenía unos cuantos y allí estaban siempre que quería. También me acordé de mi fuerte de playmobil. Lleno de clics azules. De un hipotético séptimo de caballería. Uniformados, con rifles y trompetas. Del oeste salvaje. Con la torre de vigilancia, una carreta, caballos y una cantina. En mitad del desierto, que en mi mundo era un pequeño sillón de 'escay' rojo. Todo valía en medio de mis sueños. Sin indios, pero con muchas aventuras por vivir. Y yo solo, bajo el sol. Jugando. Soñando. Riendo hasta que el reloj llegaba a un punto maldito en el que tenía que parar. Siguen gustándome. Los cochitos de colores. En miniatura. Los vaqueros. Y las historias inventadas también.

http://es.youtube.com/watch?v=E3OyN3ggO2c

Pdt. "Si pudiera, no dudaría...".

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